Misión de la Monja Dominica de la Federación.

 

En la Iglesia ha sido valorada la misión de la monja. La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, señala que la vocación de la monja “es un llamado para todo el pueblo cristiano a la fundamental vocación de cada uno al encuentro con Dios” (Verbi Sponsa 4). San Juan Pablo II expresa acerca de las monjas de clausura: “Se ofrecen con Jesús por la salvación del mundo.” (Vita Consecrata 50)

 

Para la Orden de Predicadores, en sintonía con la Iglesia,  “la misión de las monjas consiste en buscarle en el silencio, pensar en Él e invocarlo, de tal manera que la palabra que sale de la boca de Dios no vuelva a él vacía, sino que prospere en aquellos a quienes ha sido enviada” (LCM Const. Fund. I § 2).

 

La promoción vocacional propone que la Misión de la Monja Dominica de la Federación sea:

Encarnar la verdad y la misericordia, testimoniándola a través de su vida silenciosa, alegre y sincera, siendo fuente  de esperanza para nuestro pueblo, en medio de sus gozos y tristezas  actuales; poniendo a la humanidad a los pies de Dios, bajo el ejemplo y protección de la Virgen María de Guadalupe, de Santo Domingo nuestro Padre, nuestros principales modelos de predicación e intercesión.